Se trata de un libro autobiográfico,donde la autora nos relata su difícil
infancia junto a un padre alcohólico y una madre que dedica su tiempo
a pintar y donde ambos demuestran su peculiar forma de ver la vida y
vivirla sin responsabilidades y sin asumir el cuidado de sus cuatro hijos.
Estos cuatro hermanos serán unos supervivientes de la inconsciencia
de sus progenitores y a lo largo de los capítulos veremos cómo
consiguen sobrevivir a los diferentes y habituales cambios de domicilio,
a la falta de comida y sobre todo a la falta de estabilidad familiar.
Es un relato cargado de sentimientos y el lector no queda indiferente
ante ninguna de sus páginas llenas de dolor,rabia e impotencia.Pero
sobre todo sientes por encima de todo el amor de estos niños por
sus padres y cómo a pesar de todo, son capaces de justificar y
mostrarse comprensivos hacia ellos,respetándolos siempre.
La autora y protagonista es fuerte y valiente.Lo demuestra no solo
con un espíritu limpio y noble durante la novela sino también al
atreverse a contar una infancia y adolescencia tan duras y tan difíciles
de reconocer ante los demás.
Me ha resultado duro en muchas ocasiones continuarlo,pues el rechazo
que sentía por las circunstancias a las que eran arrastrados estos cuatro
hermanos,por unos padres a los que eres incapaz de no juzgar y sobre
todo comprender.
Hacia el final del libro es revelado un dato que me dejó atónita,pues
partiendo de que se trata de una historia real es imposible entender
a personas que han elegido ser padres,pues se trata de una opción
y no una obligación,y que actúen con esa irresponsabilidad.
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